lunes, 11 de noviembre de 2013

¿QUÉ ES... EL PUERPERIO?

Se llama puerperio o más coloquialmente "cuarentena" al período de tiempo que transcurre desde el final del parto hasta las 6-8 semanas del posparto. Este período suele finalizar con la reaparición de la menstruación, salvo que se realice lactancia materna, en cuyo caso puede demorarse hasta que finalice ésta. Tampoco es raro que la primera menstruación después del parto sea más larga y abundante de lo habitual y que durante un tiempo no sea tan regular.

Este período se caracteriza, por un lado, por la desaparición de todos los cambios que se han producido en el embarazo (a las 6 semanas, después del parto, la situación del organismo es muy similar a la que tenía antes del embarazo), y por otro, por la instauración de la lactancia.

Se trata de un período muy importante, ya que es el tiempo de aparición de los factores que lideran las causas de mortalidad materna, como las hemorragias posparto, entre otras. Por ello, se acostumbra durante el puerperio tener controlados los parámetros vitales y la pérdida de sangre maternos.

El enfoque principal del cuidado durante el puerperio es asegurar que la madre esté saludable y en condiciones de cuidar de su recién nacido, equipada con la información que requiera para la lactancia materna, su salud reproductiva, planificación familiar, etc.

¿Qué cambios se producen durante el puerperio?


Los cambios que se van a describir son cambios normales que se producen durante el puerperio:
  • Involución uterina y de los genitales: en el útero se produce una reducción muy rápida del volumen y del peso. También se produce rápidamente la involución de los genitales externos y de la vagina. La vagina queda algo ampliada y el himen se convierte en pequeños restos de la mucosa.
  • Entuertos puerperales: son unas contracciones uterinas ligeramente dolorosas que aparecen durante los primeros días después del parto. Suelen aumentar al dar de mamar y generalmente son menos frecuentes en las mujeres que tienen su primer embarazo. 
  • Loquios: se trata de unas secreciones procedentes del útero que se eliminan por los genitales externos durante el puerperio. Al principio son de un color rojo, sanguinolento, y no suelen exceder la cantidad de una menstruación normal. Conforme va pasando el tiempo se van haciendo serosanguinolentos, de color rosado, y se eliminan en menor cantidad. Finalmente sólo permanece una secreción poco abundante, de color amarillento. Es importante tener en cuenta que los loquios no son malolientes. No es adecuado utilizar para esto tampones higiénicos. Conviene cambiar de compresas higiénicas con frecuencia. 
  • Estreñimiento: representa otra molestia habitual del puerperio que se evitará, generalmente, con una dieta adecuada. Puede estar motivado/reforzado por el miedo al dolor perineal, la episiotomía y las hemorroides. 
  • Alteraciones de la micción: también pueden aparecer alteraciones de la micción, no siendo rara la dificultad para la misma o la incontinencia. Generalmente, estas molestias se resuelven en los primeros días. 
  • Cambios de coloración de la piel: se habían producido durante el embarazo. Inician también su regresión, aunque pueden tardar varios meses en desaparecer del todo. 
  • Recuperación del peso: siempre que el peso ganado durante el embarazo no sea excesivo, se recuperará fácilmente después del parto. Aproximadamente, la mitad de los 10-11 kg. aumentados se van a perder durante el parto; y en los siguientes días, 3-4 kg. más. La mayor parte de las mujeres logran, sin excesiva dificultad, equilibrar el peso previo en las siguientes semanas. 
  • Recuperación de la tonicidad del abdomen: se irá produciendo a lo largo del puerperio. Durante este tiempo la piel recobra la elasticidad, aunque persisten las estrías. Realizando los ejercicios necesarios, los músculos recobrarán pronto su tono habitual. 

¿Qué complicaciones pueden aparecer?


Durante el puerperio también pueden surgir complicaciones. Es preciso prestar atención a los siguientes signos de alarma:
  • Hemorragia: cualquier sangrado vaginal anómalo deber ser valorado por el médico. 
  • Loquios: si son malolientes se deberá acudir al médico. 
  • Fiebre: durante los 2-3 primeros días del puerperio aparece con frecuencia un ascenso térmico, esporádico, denominado “fiebre efímera”, que cede espontáneamente. 
  • Dolor de espalda: muy frecuente, relacionado con el esfuerzo del parto, que generalmente se pasa con reposo y calor local. 
  • Mastitis: constituye una patología infecciosa que aparece con una cierta frecuencia durante el puerperio y se caracteriza por fiebre, dolor, hinchazón, endurecimiento y enrojecimiento local de la mama y secreción purulenta. 
  • Grietas en los pezones: pueden ocasionar una lactancia dolorosa y deberán ser valoradas por el especialista. 

¿Qué cuidados se precisan?


  • Higiene: para mantener una buena higiene, la ducha diaria es lo más conveniente, pudiendo realizarse desde el primer momento. No se aconsejan los baños hasta pasadas seis semanas después del parto. Para mantener una buena higiene del perineo será suficiente, en general, realizar lavados con agua de sal un par de veces al día y después de las deposiciones. 
  • Movilización y deambulación precoz: es aconsejable para prevenir complicaciones. La deambulación se comienza el primer día después del parto, incrementando el ejercicio físico de manera gradual. 
  • Alimentación: la dieta será similar a la del embarazo, con un mayor aporte lácteo para las madres que dan el pecho. Su médico le indicará la necesidad de dar suplementos de vitaminas o minerales. 
  • Relaciones sexuales: estarán contraindicadas hasta que no haya cesado la eliminación de los loquios, pero lo mejor es posponerla hasta después de los 40-45 días del parto, de acuerdo con las indicaciones de su médico. 
  • Cuidado de las mamas: es conveniente mantener una higiene cuidadosa y, también, el uso de un sujetador adecuado. 
  • Ejercicios de recuperación física posparto: son muy importantes para recuperar la tonicidad de los músculos que se han visto afectados durante el embarazo y el parto. A los 40-45 días será conveniente pedir cita para la revisión del posparto, en la que se realizará un examen general y ginecológico que permitirá descartar la existencia de patología, realizando, al mismo tiempo, una citología vaginal como medio de diagnóstico precoz del cáncer de cérvix, si no se ha realizado anteriormente. 

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