martes, 22 de octubre de 2013

¿QUÉ ES... EL LÍQUIDO AMNIÓTICO?

Todos hemos oído hablar del líquido amniótico, pero no siempre nos quedamos con una idea clara de lo que es y de su funcionalidad. A continuación, vamos a conocer algo más sobre él:

 
El líquido amniótico es un fluido claro y ligeramente amarillento que rodea el bebé dentro del útero (feto) durante el embarazo, y que está contenido en el saco amniótico.




Se forma en la cuarta semana de embarazo, cuando el embrión ya ha anidado en las paredes del útero y se empieza a formar la cavidad amniótica, la cual se irá llenando de líquido. En el primer trimestre este líquido es un ultrafiltrado del plasma sanguíneo materno, pero a partir de la doceava semana, también el bebé interviene con su orina.

A partir de este momento va aumentando paulatinamente. Durante la 18-20 semana de gestación, el 90% del líquido está producido por el riñón del feto. Éste llena su vejiga cada media hora y la vacía, de esta manera renueva el líquido varias veces al día. La cantidad de líquido amniótico es mayor aproximadamente a las 34 semanas del embarazo, cuando llega a un promedio de 800 ml. A partir de la semana 38, empieza a disminuir; es por eso que el ginecólogo, por medio de las ecografías y la exploración manual, siempre comprueba la cantidad de líquido que hay en tu bolsa.

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El líquido amniótico se mueve (circula) constantemente a medida que el bebé lo traga y lo "inhala" y luego lo libera. La composición del líquido amniótico cambia a lo largo del embarazo, se parece bastante al plasma materno y el grado de salinidad que presenta es similar al agua marina.

El líquido amniótico tiene las siguientes funciones:

  • Ayuda al feto a moverse en el útero, lo cual permite el crecimiento óseo apropiado.
  • Ayuda al desarrollo apropiado de los pulmones.
  • Permite mantener una temperatura relativamente constante alrededor del bebé, protegiéndolo así de la pérdida de calor.
  • Sirve para proteger al bebé de lesiones externas, al amortiguar golpes o movimientos repentinos.
  • Incluso "alimenta" al feto, ya que cada traguito del líquido amniótico le proporciona a tu bebé iones y proteínas. Se ha constatado que hasta un 10% de las necesidades proteicas de tu hijo se cubren con el líquido amniótico que ingiere.

Una cantidad excesiva de líquido amniótico se denomina polihidramnios y puede ocurrir con embarazos múltiples (mellizos o trillizos), anomalías congénitas (problemas que existen cuando el bebé nace) o diabetes gestacional.

Una cantidad anormalmente pequeña de líquido amniótico se denomina oligohidramnios y puede ocurrir con embarazos tardíos, ruptura de membranas, disfunción placentaria o anomalías fetales.
Las cantidades anormales de líquido amniótico pueden llevar a que el médico vigile el embarazo con mayor cuidado.

Además, gracias al líquido amniótico se pueden diagnosticar malformaciones, ya que contiene un gran número de células fetales, y extrayendo una muestra de líquido amniótico (a través de una amniocentesis) se puede obtener información sobre el sexo, estado de salud y desarrollo del feto.

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